miércoles, 28 de junio de 2017

En la tierra de los JU. Cap1.

Hacía tiempo se habían destrabado las barricadas, levantadas por un sector que no veía con bien lo inevitable. Aquello fue: el asentamiento de los JU, al fin del mundo.
Pero la historia ya había sido escrita y, por ende, la situación de los JU en la época de este cuento es, neta-mente, digital.
Los JU ya contaban con un RNDD, el cual era inexpugnable. El dispositivo era una página web que se mantenía nutrida con áreas en específico y éstas eran alimentadas por verdades compartimentadas. Todos los JU tenían derecho a verla y ser testigos de las fijaciones que en ella se presentaban. La forma como estaba concebida la publicación, aseguraba que los visitantes tendrían más capacidad reflexiva que el resto de la humanidad, conectada
El Dominio de los JU estaba concebido, desarrollado y gestionado dentro de otro dominio. Sus servidores estaban dentro del dominio primario, y éste ya era un área de exclusión de todas las organizaciones e individuos alzados en digital.
La necesidad de llegar a la 4.0 sin intervenciones de terceros, los había llevado hasta esa configuración en los ambientes “biteados.” En los ambientes físicos, su posición estaba condicionada por la energía suministrada y el recurso hídrico disponible. Las conexiones ya estaban solidificadas; no obstante, resistir en el último páramo de la existencia humana, siempre fue, es y será la máxima para los JU.
Dado que el planeta de los JU se encontraba hiperconectado y todo lo que se transmitiera fuera de sus fronteras digitales, tanto ingresando como egresando de su dominio digital, debía ser filtrado, era misión del dominio primario mantener firmes sus defensas. Ese dominio estaba libre en la región, y tenía sendos dispositivos para detectar casi todo tipo de acciones malversadas y/o corrompidas en los paquetes de bits.
Hacía mucho tiempo qué habían purgado casi la mayoría de todo lo adverso para la nación del dominio primario y así se podía dar un colosal filtro al dominio de los JU. Sin embargo, los JU tenían en su interior seres humanos y, de todas formas, aunque mantenían la sociedad más equilibrada en términos económicos, culturales y sociales, el crimen no era ajeno a sus desenvolvimientos como sujetos individuales y/o colectivos.
Para esas nuevas condiciones humanas y tecnológicas, los JU habían ordenado la creación de los 17M. Un grupo de individuos con el más alto carácter y bienhechora humanidad; siendo un conjunto de “judianos” adiestrados en muchas artes, conocedores del mundo imperante y fijados en el dominio primario.
Los 17M estaban ciertos en los 10 mandamientos mosaicos y lo aplicaban en cada uno de sus movimientos, acciones e incursiones hacia el tejido que armaba la sociedad de los JU. Concentraban sus movimientos en un tabernáculo hibrido, el cual mezclaba 6 religiones; su servidores de comunicación y almacenamiento de datos estaban dentro del tal atrio y ahí también estaban sus instalaciones físicas, en dónde almacenaban sus vehículos para el desplazamiento dentro de todos los rincones de “Judiosya”.
Obviamente, los vehículos que utilizaban los 17M estaban acordes a su investidura y dotaban a sus ocupantes de todas las capacidades del último tiempo. Dado que la 4.0 estaba en pleno desarrollo y ya se habían logrado hitos colosales para la nueva generación humana; los vehículos estaban en su fase final de autonomía total y sus IA se conectaban, perfectamente, con él usuario.
Los 17M podían estar en varias áreas de su dominio primario. Defensa, Educación, Ciencia y Tecnología, Interior y las diferentes Religiones; con acceso amplio a sus atrios. Sin embargo, para los terrenos de los JU, sólo prestaban servicios a la Educación. Las demás áreas de administración de los judianos les pedían cuentas a este grupo de HSQO.
Los circuitos de los 17M eran importantes, ya que debían recorrer tanto los terrenos de los JU como las heredades del dominio primario. Allá eran 17 millones de individuos que se desenvolvían en el mundo hiperconectado defendiendo, con alta capacidad, sus fronteras digitales. No obstante, eran asediados por el resto del mundo interconectado, dada la atracción que provocaba el último asentamiento de los JU, en el planeta.
Se habían provocado un crimen en los territorios del domino primario. Un programa agresivo ingresaba con fuerza desde territorio desconocido y quería penetrar hasta las conexiones de abastecimiento. Había ingresado y anidado en un teléfono móvil que, si lograba establecer comunicaciones dentro del territorio de los JU, tumbaría los programas de sus fuentes energéticas.
Los mercados y los comercios estaban en esto, y habían preparado un algoritmo agresivo destructor (AAD) Con el pretendían hacer caer las programaciones que movían las máquinas de suministro de aguas y electricidad. Era necesario que se llegara hasta la misma BI de esos programas y calcinarles, inclusive, sus servidores; había sido la orden de los confederados planetarios.
Esta alarma la dio el dominio primario y advirtió que: dentro de las fronteras de la potestad digital de los 17 millones, se desplazaba un AAD sin control ni posible contención. Se habían lanzado sendos cortafuegos para determinar su ingreso y ubicación; no obstante, el AAD era de última generación y contaba con mucha inteligencia furtiva. Las curvas que se podían ver de este AAD predecían que su dirección era el imperio digital de los JU: Su Dominio y sus paquetes de bits.
Fueron entonces encomendados los 17M para que viajaran hacia los terrenos digitales del dominio primario y se conectaran a las redes de los 17 millones. El crimen se había tipificado y quedaba claro: Potencial ataque al fin del mundo.

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